Terapeutas financieros

Por: Gabriel Torres Salazar
Nº 388 -
julio - 2024
Si le duele el bolsillo, contrate un terapeuta financiero ¿Lo haría?

No sería extraño empezar a ver avisos de este tipo en nuestra cartelera publicitaria. En países del Norte ya sucede. Así lo revela un artículo de prensa en The Wall Street Journal, reproducido en nuestro territorio hace unos días (EMOL).

La noticia informaba que, como las dificultades financieras de las personas están cruzadas por angustias de dinero y psicológicas, a la vez; debe encontrarse expertos calificados que manejen tanto lo monetario como la salud mental; o sea, terapeutas financieros. Técnicos perfectamente entrenados que conozcan los datos duros de las finanzas y tengan dominio de habilidades sanitarias, para atender de manera exitosa los requerimientos de clientes con apuros de dinero.

El terapeuta, a secas, como lo conocemos, es un especialista que se dedica a tratar y curar dolencias de personas y animales. Tiene que ver con cuestiones de medicina y salud de la población. Pero de ahí a que le ofrezcan servicios de terapia financiera resulta, cuando menos novedoso; sí no dudoso, diría un escéptico. Salvo que le hayan diagnosticado estrés financiero, en vez de decirle que tiene problemas de plata y necesita asesoría monetaria.

Se imagina que para mejorar su mala salud financiera él o la terapeuta financiera le recomiende reír, escuchar música, bailar, buscar amigos, amar, escribir autobiografías o realizar otras actividades que lo relajen y contengan.  Por sí solo, estos tips, poco o nada ayudarían a sus problemas de dinero ¿verdad?

¿Cuál es la solución, entonces? ¡Que el terapeuta sepa y resuelva cuestiones de dinero, así como aplica tratamientos médicos!

Es la respuesta que da, para el desarrollo de esta nueva especialidad, la asociación profesional Financial Therapy association, grupo creado en 2009 en USA y que certifica a sus afiliados desde hace cinco años, previa realización de cursos, aprobación de examen de cien preguntas y 250 horas de práctica. Los servicios pueden ir desde cómo organizar el presupuesto familiar, hasta atender problemas emocionales derivados, pasando por sugerir sobre déficit o superávit de fondos, cuestiones de impuestos e irse de vacaciones.

Ha ocurrido en otros campos, donde el conocimiento especializado de uno ya no es de su patrimonio exclusivo. Hoy un ingeniero emplea normas de auditoría, una abogada sabe de administración, un médico conoce las fintec, un matemático se gradúa en música, una profesora de idiomas es árbitro de futbol. ¿Por qué no, entonces, un terapeuta especializado en finanzas? ¿Acaso no sería más sano que los dolores de caja sean calmados y eliminados con un mix de medicina tradicional y soluciones financieras?

Frente a este punto, cabe el recuerdo de la disyuntiva de director eficaz de un hospital ¿Lo haría mejor un médico o un administrador? Las respuestas siguen estando divididas en la academia. Lo que dirime el asunto son los estudios especializados de post grado y experiencias de uno u otro. Siendo ambos aptos.

Pero, volviendo al tema del terapeuta financiero, la noticia agrega que, sí le preocupa mucho el aumento de cuentas de supermercado y bencina, o discute con su pareja por los gastos excesivos de casa, o pelea con su cónyuge la partición de derechos de divorcio, o teme vivir más tiempo que sus ahorros; algunas personas buscan aliviar estas ansiedades contratando un terapeuta financiero. Igualmente, sería útil este servicio frente a excesos de liquidez, pues la ansiedad de decidir qué hacer con el premio de una lotería o con una herencia, o la indemnización en caso de despido, o la pensión de retiro, podría afectar su salud.

Estos nuevos terapeutas, pareciera tener su nicho en asuntos de personas más que de empresas. Algo de ello se observa en programas de outplacement para trabajadores desvinculados por una compañía, cuyo fin es ayudarlos en manejo de tiempo libre, recuperar estado de ánimo y administrar los fondos por despido. Las empresas, en cambio, no solo tienen un terapeuta financiero, sino que, en una mediana o gran firma, se dispone de equipos, departamentos y gerencias que monitorean constantemente la salud financiera de la compañía y resuelven sobre pócimas y decisiones financieras.

En todo caso, puede que estas curiosas prácticas no sean más que cambios en denominaciones para servicios de asesorías financieras, ya existentes; pero, que el marketing vende mejor con el nombre de terapias. Aun así, no sería raro copiar. La evidencia asoma en nuestro medio, con los denominados influercers financieros, a los que la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) les puso el ojo, para incorporarlos en el Registro de Prestadores de Servicios Financieros, en el marco de la Ley FINTEC (finanzas tecnológicas). Sin registro ni controles, gozaban de buena salud elusiva.

Al final, hablando de la salud, en este mundo globalizado e interdependiente, se sabe que cuando el Norte estornuda el Sur se resfría.

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